6 de mayo de 2009

De deseo y de tormento. "El Leteo" de Charles Baudelaire.

Enigma de Gustave Doré

Ven a mi pecho, alma sorda y cruel;
Tigre adorado, monstruo de aire indolente.
Quiero enterrar mis temblorosos dedos
en la espesura de tu abundante cabello.

Sepultar mi cabeza dolorida
en la falda impregnada de tu perfume;
Y respirar, como una ajada flor,
el hedor de mi amor extinguido.

¡Quiero dormir! ¡Dormir más que vivir!
En un sueño, como la muerte, dulce,
estamparé mis besos sin descanso
por tu cuerpo pulido como el cobre.

Para ahogar mis sollozos apagados,
sólo preciso tu profundo lecho;
El poderoso olvido habita entre tus labios
y fluye de tus besos el Leteo.

Mi destino, desde ahora mi delicia,
como un predestinado seguiré;
Condenado inocente, mártir dócil,
cuyo fervor se acrecienta en el suplicio.

Para ahogar mi rencor, apuraré
el “Nepentes” y la cicuta amada
del pezón delicioso que corona este seno,
el cual nunca contuvo un corazón.

(Traducción al castellano de “El Leteo”, poema prohibido de Las flores del mal de Charles Baudelaire).

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